Los
discursos sobre lo chungo que está todo, sobre la miseria económica
española. Perdonadme que me una a la conversación -especialmente a estas
alturas, cuando ya estará todo dicho-, pero ya sabéis que todo post que
escribo acaba en lo que veo y lo que siento y yo y mí mismo. Drogas duras.
Como
sabéis, si habéis leído la entrada inmediatamente anterior a ésta, veo
muchas webs a lo largo del día. Lo normal es que si estoy navegando por
una web que trata sobre el deslumbrante mundo del pan, los links de esa
página me van a llevar a otras que tendrán que ver con el pan. Magia. De
esas magias lógicas que no son mágicas.
No
os podéis imaginar la cantidad de veces que me ha pasado que, mientras
miro webs de apuestas, me encuentro entre los enlaces a casinos un link
que va hacia un portal de inversión en opciones "put" y "call".
Efectivamente, tratan de convencer a todo el mundo de que cualquiera
puede ganar viruta con instrumentos financieros, que es como apostar,
pero más seguro. Olvídate de ir al cajero a sacar gallina porque,
gracias a este saludable método que te permite ser un broker en pijama,
te puedes comprar tu propia impresora de retratos de Ben Franklin, qué
tanta Fed ni qué tanto Bernanke.
Llevan razón, así-sobre-el-papel. Pero cuando un pobre infeliz se quiere meter a Gordon Gekko tiene unas altísimas probabilidades de hacer el ridículo y, en el peor de los casos, de arruinarse. Justo como si decide apostar.
Eso sí, el muchacho tendrá igualdad de oportunidades. Que
el pobre diablo pueda arruinarse, ayudémosle a que lo haga y cobrémosle
por ello. De paso, mandemos al garete a un puñado de empresas por el
uso inapropiado de unos instrumentos que, manejados de manera
responsable, podrían ser útiles.
(Imagen de Ian Murphy - Flickr)